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Trepárboles

Silvio de oidas (II)

A la vuelta del viaje [1] a Chile continué con mi trabajo. Todo era más real con ella a mi lado. Revisando mis cartas, agrupándolas, encontré una de Benedetti, que por el año 1991 ya era una antigüedad. El papel se encontraba seco y frágil, y en el texto hallé de nuevo una señal. En ella comentaba como en una noche cenando con unos amigos en Cuba aparecieron dos jóvenes. Mario explicaba como uno de los jóvenes llamado Pablo cantaba con solemnidad, el otro -decía, lo hacía con franqueza. Hasta entonces no había observado que efectivamente "el otro" era Silvio, aunque no quedara reflejado su nombre no cabía ninguna duda de que era él.

Mario no se equivocaba, -la señal es clara, - me dije- debo encontrarlo. Pero en esta ocasión lo haría desde un barco que zarpaba de las Palmas, y al comienzo de mi viaje [1] percibí un poder nunca antes hallado ãunque muchos hombres habían hablado de él en cientos de textos. Esto retrasó la partida ya que los ungüentos y preparos para aislar la sensación, el valor específico de aquel poder, la alquimia en definitiva de aquella emoción ocuparía tarea y tiempo. Trabajé duramente para partir lo más pronto posible, los resultados fueron determinantes aunque no serían útiles hasta mucho tiempo después.

También Banedetti nos habló [2] un día sobre la voz de Silvio, decía:

su voz no es cálida ni grave ni particularmente seductora, sino más bien aguda, de un timbre casi metálico y sin embargo frágil. Al escucharlo, uno llega a temer que en cualquier momento se le quiebre, y ese riesgo ( que en su caso no es deliberadamente buscado sino más bien lo asume como algo irremediable) también forma parte de su extraño atractivo. [...] Quizá el secreto resida en que siempre transmite una gran sinceridad [...]

Una vez terminadas todas las comprobaciones zarpamos en el Noriga-Yalp, un motopesquero, mientras oía en mi reproductor de e-me-pe-trés ’La era está pariendo un corazón’. En ese momento sentí que estaba huyendo de algo.

___________

1. ’Al final de este viaje’, una canción.
2. Silvio por Benedetti .

8 comentarios

Ecnil -

Yo recogería la transmutación de este texto pero se me escapa, hay tanto texto conocido sin saberlo por aquí que casi cuesta mirarse para adentro

mochuelo -

¡¡asias, apañao...

Bahú Bamba Lelë -

Luigi:: es un poco complicado, pero si quieres te doy la receta.
Flor de...:: ya hablaremos, si! Espero que estés haciendo como Keko que se va bajando lo que sugiero.
evam:: ¿qué me dices de ser realistas por el camino más largo ese que coge por la locura desde la utopía? ... a lo mejor conseguimos pasar cerca de 'estos' pero sin tocarlos, enfrentarse pero ligth!
mochuelo:: arreglado! (ma o meno porque había caracteres que no me dejaba introducir).

mochuelo -

Alquimia:
(Del ár. hisp. alkímya, este del ár. clás. kimiya,
y este del gr. χυμεία, mezcla de líquidos).
1. f. Conjunto de especulaciones y experiencias, generalmente de carácter
esotérico, relativas a las transmutaciones de la materia, que influyó
en el origen de la ciencia química. Tuvo como fines principales la búsqueda
de la piedra filosofal y de la panacea universal.
2. f. Transmutación maravillosa e increíble.
3. f. desus. latón1.

mochuelo -

mmm, no sé qué pasó que no me dejó aparecer el texto completo... en fin, eso...

evam -

Todos huimos de algo, o de alguien.. Enfrentarse a los fantasmas sólo esta en las manos de algunos locos suicidas...

Flor de... -

Justo ahora yo descubro a Silvio (casi me avergüenzo de decirlo). Justo ahora tu me ayudas a sumergirme. Como atrapa!

Un dia hablaremos tu y yo de alquimia Bahu, es el origen de todo para mi.

Un no aparentar lo que no es...
alguien transparente es un pequeño tesoro en este mundo.

Luigi -

Interesante eso de los ungüentos para aislar sensaciones. No puedo evitar acordarme de "El Perfume" (definitivamente me ha marcao mucho ese libro).
Sigo con interés esta historia.