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Trepárboles

Mercadillo Project

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El peine de peinar siluetas.
Las tijeras de cortar la respiración.
La goma de mascar sorpresas.
Las persianas de cerrar consciencias.
Las ganas de cenar asfalto.
La señal para saludar al necio.
El golpe de las sensaciones placenteras.
El transporte de sonrisas para niños y niñas.
La migrañas de hacer pasteles.
Las caricias de acariciar lija.
Las manos de coger papas.
Los dados de tirar a la muerte.
El césped de tumbar pequeñeces.
El árbol de cruzar caminos.
El sol de iluminar la impaciencia.
La pestaña de sumar lágrimas.
La mariposa de nacer mágico.
La cadena de morir inconsciente.
El presagio de creerte silenciado.
El sonido para cantar sin voz.
El color para pintar miradas.
El sudor para acariciar el sol.
La inquietud de ser paciente.
El sigilo de jugar con la vida.
El silbido para llamar al ingenio.
El labio para besar las estrellas.
El lápiz para esbozar sonrisas.
El almuerzo para alimentar a la Tierra.
La peineta de peinar siluetas.

Desde Marruecos

Por fin obtuvimos nuestra primera colaboración en el Mercadillo-project. Flor de... nos ha enviado unas preciosas fotos de un Mercado marroquí. Ciertamente no tenemos muchos datos del lugar exacto, pero sí de los colores, olores y pensamientos merodeadores...
Espero que sigáis participando, algún día conoceremos nuevos lugares de intercambio, o eso espero.

Cuidados en el Mercadillo

Cuidados en el Mercadillo
Son hombres que doblan, y desdoblan ropas diariamente. Cuidan a sus hijos, a sus hijas, y hermanas. Son mujeres que te dan el cambio y sonríen. Seleccionan ropas, conocen lo que gusta y lo que no. Y cuando pasas por su lado la sutileza se rompe en un estruendoso grito que dice: "dos por tres euros!!!"

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Nos dejarón la sorpresa perdida.

La comedia del hambre

La comedia del hambre Encontré dos músicos
callejeros que sonreían
sin parar. Su música
era risueña, ellos se
movían coquetamente
al ritmo de esta.
Portaban un cartel
que enunciaba: "Nuestra
riqueza es el amor por
Dios, el problema es
que eso da mucha
hambre".
Junto con el sonido
del acordeón y el
clarinete tintineaba el
de las monedas
cayendo en un gorro
de color burdeos.