Paisaje y miopía

Quizá fue la miopía la que convirtió el cielo en óleo
y una nube en aire, y edificios en plastilinas.
La tan siquiera manera sentada de recoger colores,
la estúpida forma de crear imágenes en mi cabeza
hicieron sentir el paisaje de antaño, romanticón,
en una reproducción valiente del dieciocho en el veinte,

el rectángulo imaginario que enmarcó la imagen
era una burda manera de recordarme aún adolescente,
tú con las bolsas de la compra acompañándome,
y un yoni que pasó con la moto cerca pudo arrollarnos.

El delirio acabó, recordé mis achaques, la lejana voluntad,
y el yoni sucumbió en el cuadro romántico:
el paisaje de atardecer en el barrio también permite
que esa moto se diluya y se aleje en la ciudad.